La miel es uno de esos productos que han sido considerados superalimentos gracias a sus propiedades, entre las cuales está su capacidad de mantener todas sus características de color, olor, sabor y textura durante muchos años.
¿Quieres saber un dato curioso? la caducidad de la miel es prácticamente inexistente, si se almacena de manera adecuada, es decir, bien cerrada, impidiendo su exposición al ambiente y en un lugar seco.
¿Por qué la miel no tiene fecha de caducidad?
Aunque es posible que en el mercado encuentre miel con una fecha de caducidad marcada en el envase, en realidad se trata de una recomendación que ha sido establecida a nivel mundial para los productos de consumo humano, pues muchas veces suelen perder propiedades y hasta desarrollar toxicidad cuando superan la fecha establecida.
En el caso de la miel, la recomendación es de hasta dos años a partir de la apertura del envase, especialmente, si no se guarda bajo las condiciones adecuadas para que conserve sus características.
No obstante, la miel tiene una serie de particularidades que la hacen prácticamente imperecedera, gracias a que las abejas, que liban el néctar de las flores, lo transforman combinándolo con sus propias secreciones. Luego, las abejas depositan ese néctar, lo deshidratan con el aleteo constante de sus alas y lo almacenan en sus panales donde ocurre la maduración de la miel.
Ese proceso natural de producción de la miel, donde se combinan las características de las flores con las que le otorgan las abejas, da paso a este alimento cuyas propiedades permiten que sea duradera y que no tenga fecha de caducidad.
Características aseguran la durabilidad de la miel
La miel es higroscópica , es decir, tiene la capacidad de absorber la humedad del ambiente y mantener el equilibrio adecuado; en una condición óptima (por debajo del 18%) donde no aparecen ni sobreviven microorganismos que la alteran.
Sin embargo, una humedad superior a ese porcentaje puede propiciar la aparición de bacterias que promueven los procesos de fermentación.
Su grado de acidez está entre 3 y 4.5, lo que evita que agentes externos la corrompan o degraden, como bacterias, hongos, etc. Este grado de acidez se mantiene a pesar de la altura y de la temperatura en la que se almacene.
Por eso, en un ambiente adecuado y bien cerrado, la miel se mantiene en condiciones óptimas para ser consumida más allá de los 5 o diez años.
La caducidad de la miel depende del ambiente en el que se encuentre
En las condiciones correctas, la miel puede ser imperecedera, sin embargo, hay varias cosas que puedes hacer para evitar que se dañe. Entre estas te recomendamos:
- Evite exponerla a cambios bruscos de temperatura.
- Conserva los frascos de miel bien cerrados en un lugar fresco y seco.
- Nunca la metas en el refrigerador ni cerca de la estufa o de lugares que generen calor.
Ten presente que es probable que con el frío del invierno la miel forme gránulos o se cristalice. Esto no significa que la miel se haya dañado, sino que debido a la alta concentración de fructosa, las moléculas se solidifican y tienden a agruparse.
Si ha comprado una miel líquida y observa que se forman cristales sólidos, se trata de una mezcla de varios tipos de miel. Recuerda que los tipos de miel dependen de la especie de insecto que libe el néctar y de la cantidad de flores, pues puede ser monofloral o multifloral. Entonces, en el caso de que se cristalice, solo basta ponerla en baño María para que alcance su textura natural.